LA VOZ DEL PERONISMO QUITILIPENSE

sábado, 27 de noviembre de 2010

Peronismo



Por Julio Rubens Perez

Hablar y reflexionar sobre el peronismo, se convierte en una necesidad de rescatar su dinámica, recordar lo que hemos experimentado y sufrido, la potenciación de todo lo aprendido, debemos partir de la experiencia que nos señala las perspectivas de nuestra propia realidad, de nuestros inquebrantables compromisos doctrinal, aportando ideas y propuestas que puedan servir al conjunto.
Los peronistas, que amamos y respetamos nuestra ideología, hablamos siempre el mismo idioma, en el peronismo siempre encontramos ese algo muy especial, tiene de hogareño, es fraterno, tiene un principio vital de la amistad y del compañerismo. Pensar el peronismo, es cultivar una actitud profundamente humana, es compartir las horas, las dudas, y reflexionar lealmente con los amigos.
Los peronistas a través del tiempo y las dificultades que nos tocó transitar, hemos sabido mantener las viejas raíces de nuestra doctrina, adecuándola de manera de actualizar sus postulados para adaptarla a las transformaciones que se avecinan y que requieren de ideas y valores que nos permitan aceptar y comprender los cambios.
Desde 1945, la gran mayoría del Pueblo argentino a través de un hecho crucial empezó a entender el peronismo, ese peronismo que se gestó con el protagonismo de gente común, sencilla, con un lenguaje claro que nos alejó en caer en la confusión. Perón nos enseñó los valores que debemos cultivar en la vida en el mejor sentido del concepto y la palabra. Nos habló del pasado y del presente para comprender la historia y elevarla hacia el porvenir, practicando acciones que requiere de una profunda fe, humildad sincera que nos permita entender que por encima de rencillas estériles y las mezquindades políticas existen valores más claros, más peronista.
Con el peronismo aprendimos que los dirigentes políticos auténticos no son el resultado de la casualidad, ni de la suerte, no son improvisados, son producto del esfuerzo, de la maduración que se potencia con la capacitación como una obra del tiempo, de la conducta y de la constancia, los verdaderos dirigentes son el resultado de su representatividad, no nacen de la digitación, ni mueren por que alguien se le ocurra, ejercen acciones como una legítima necesidad y siente el deber y el derecho innegable de hacerlo.
Los peronistas sabemos muy bien que tuvimos un jefe que no renunció jamás a la lucha, sacrificó su vida por sus ideas, lamentablemente su desaparición nos dejó un vacío que se prolonga a la espera quizás de una nueva forma de conducción y en este devenir surgen los que quieren fundar todo de nuevo, o lo que quieren sostener todo lo viejo y también los aventureros que buscan instalarse para medrar del movimiento popular y en el medio estamos también los que entendemos que no se puede desconocer la realidad dejando de lado nuestra rica historia porque entendemos muy bien lo que no se debe ni se puede hacer. Existe una cultura política que se sostiene y expresa en estructuras concretas y que nos enseña que dentro de ellas puede alcanzarse todo y fuera de ellas nunca se ha logrado nada.
Para concluir, quiero señalar que el peronismo nos marcó con una fuerte convicción que la política es diálogo, que los interlocutores deben ser válidos, que sepan superar sus propias ambiciones en aras de prevalecer las instituciones, sin anarquía ni imposición para que se pueda elaborar el marco de encontrar las coincidencias que nos permita transitar por el camino que nos conduce a lograr la grandeza de los Pueblos.